Una anécdota sobre la toga y el birrete que deben usar los estudiantes de Oxford

Esta fue mi primera semana oficial en la Universidad de Oxford y me pasó algo que vale la pena narrar en el blog.

Primero los pongo en contexto. Oxford cuenta con muchas tradiciones centenarias que aún siguen vigentes. No hay que olvidar que los primeros «College» de la Universidad fueron fundados aproximadamente en el año 1096 (véase una breve historia acá). Entre las tradiciones que aún se preservan está la obligación para los estudiantes de pregrado y de postgrado de usar el denominado «sub-fusc» (que quiere decir «sober hue») para eventos especiales.  El «sub-fusc» está compuesto por pantalón/falda negro, camisa blanca, corbatin blanco (para los hombres) o lazo tipo corbata negra (para las mujeres), y chaqueta/saco negro.  En adición, en ocasiones es necesario usar toga y birrete. Los eventos importantes que requieren esta vestimenta son el día de la matriculación, los exámenes finales, algunos eventos formales organizados por los Colleges y el grado.

Así las cosas, una de las primeras tareas de cualquier «primíparo» consiste en comprar el atuendo pues es requerido para la matriculación. Tan importante es tal evento, que si uno no asiste simple y llanamente no existe para la universidad.

Bueno ahora viene la parte del derecho antimonopolios. En mi caso, la matriculación tendrá lugar el 16 de Octubre y por lo tanto no quise dejar la compra para última hora. Pues bien, en el «paquete de bienvenida» de mi College recibí mucha información y, entre otras cosas, recibí tres ofertas publicitarias consistentes en un paquete de «toga + birrete + corbatín (gratis)». Tres tiendas especializadas ofrecían en llamativos «brochures» exactamente el mismo «paquete» promocional: para estudiantes de pregrado el paquete costaba 24.99 libras y para estudiantes de posgrado el paquete costaba 39.99 libras. Abajo una foto que acabo de tomar de los «brouchures».

La verdad no sentí que las ofertas recibidas realmente representaran una variedad de opciones. Así las cosas, decidí buscar un poco más («para mayor economía» como dirían los vendedores en los buses públicos en Colombia) y la conclusión es la siguiente: en la ciudad de Oxford varias tiendas especializadas ofrecen exactamente el mismo «paquete» al mismo precio. Ahora, ¿esa «evidencia circunstancial» es suficiente para considerar que las tiendas incurrieron en un acuerdo para fijar precios y en un acuerdo para discriminar a los consumidores (entre estudiantes de pregrado y de postgrado)?

Como ustedes saben el principio básico en la jurisprudencia antimonopolios en la mayoría de las jurisdicciones es que el simple paralelismo en el comportamiento de un número plural de empresas no puede ser considerado por sí mismo como una prueba de que existe colusión. Mucho menos puede considerarse que una estructura  de mercado oligopólica deba perseguirse o sancionarse. No obstante, si hay pruebas adicionales (evidencia de reuniones, llamadas intercambio de información) y si no hay ninguna otra explicación económica razonable para el paralelismo distinta a que se presentó una conducta colusoria, estamos en presencia de un acuerdo anticompetitivo.

No tengo evidencia adicional y no creo que las autoridades Inglesas se vayan a interesar en el caso pero francamente… el mismo precio… encima de todo con discriminación por capacidad de pago (en teoría los estudiantes de postgrado tienen mayor capacidad de pago que los de pregrado). Mal sabor…

Ahora, juguemos a ser abogados del diablo. Comencemos con el presunto acuerdo para la fijación de precios. Lo cierto es que en mi recolección de datos informal pude darme cuenta que la calidad de la tela no era la misma y que la atención al cliente también variaba sensiblemente en las diferentes tiendas. Por supuesto, en ese sentido está claro que vía calidad y servicio las empresas en Oxford están compitiendo. Por supuesto, mi elección fue la tienda donde encontré la mejor tela y el vendedor más amable (en WALTERS AND COMPANY, por si todavía no han comprado su atuendo). Y bueno, el mercado finalmente es oligopólico, los bienes son cuasi-homogéneos y la información fluye con bastante rapidez pues la ciudad es pequeña. Les confieso que sigo sin convencerme y sigo un poco molesto con el tema del precio idéntico.

Respecto de la segunda parte, es decir la diferenciación de precios entre los paquetes para estudiantes de pregado y de postgrado… me parece que las tiendas tampoco salen bien libradas. Pero sigamos en el rol de abogados del diablo. La diferenciación de precios podría estar dada porque la toga para postgrado requiere un poco más de tela y ello justificaría al menos parcialmente la diferencia de 15 libras en el precio. Por otra parte, hay más estudiantes de pregrado que de postgrado (estos últimos representan el 42% de los estudiantes, véase estos y otros datos acá) y quizás las empresas puedan alcanzar algún nivel adicional de «economías de escala» en la producción de vestidos para estudiantes de pregrado. Pero nuevamente, les confieso que no estoy convencido y sigo pensando que la diferencia de 15 libras tiene que ver con la disposición a pagar y no con otros motivos objetivos. En fin, esto no es más que una anécdota graciosa que quería compartirles.

¡Los mantendré informados por si algo más me llama la atención mientras estudio en el Reino Unido!

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