Transición del Régimen de Subsidios a las Gasolinas en México

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El Instituto de la Energía de la Universidad de Berkeley, California, acaba de dar a conocer un breve análisis intitulado The Economic Costs of Global Fuel Subsidies en el que se estudia la magnitud y los impactos sobre el bienestar de las políticas internacionales de subsidio al consumo de combustibles fósiles como la gasolina y el diesel.

El estudio resulta particularmente interesante por diversas razones. Primero, a nivel internacional, existe una amplia dispersión (variabilidad) en los precios al consumo observados para la gasolina y el diesel. A primera vista, esta amplia variabilidad en los precios al consumo de las gasolinas pareciera contradecir el principio de la convergencia de precios en los mercados internacionales, ya que tanto la gasolina como el diesel poseen características económicas similares a las de los “commodities”. Así, en su calidad de “commodities” en los mercados internacionales, uno esperaría que los precios de las gasolinas y el diesel, una vez ajustados por costos de transporte, tendieran a observar un bajo nivel de variabilidad. Sin embargo, el patrón que se observa en el ámbito internacional es que los precios de las gasolinas y el diesel tienen un grado de variabilidad que no puede ser explicado simplemente por diferencias en costos de refinación o en costos de trasportación de combustibles. En los hechos, la principal fuente de variabilidad en los precios internacionales de la gasolina y el diesel es la intervención del gobierno, el cual modifica los precios efectivos al consumo de estos combustibles a través de la imposición de subsidios o, en su caso, impuestos.

Es importante también observar que los países que típicamente poseen grandes recursos petroleros, son también los países que observan una fuerte tendencia a subsidiar el consumo de combustibles fósiles ―en varios países, también existen subsidios a la producción de gasolinas y diesel, pero estas transferencias no son materia de la presente discusión. Los principales países que destinan significativos montos de gasto público para el subsidio al consumo de gasolinas y diesel son Arabia Saudita, Irán, Indonesia, Venezuela, Egipto y Argelia. En el caso particular de Arabia Saudita, el subsidio a la gasolina superó los 12.5 billones de dólares en 2012.

La principal justificación para el otorgamiento de subsidios a los combustibles es, al menos en teoría, generar un mecanismo redistributivo que permita a la población en general beneficiarse de la abundancia relativa de recursos petroleros. El problema con esta lógica económica es que la imposición de un subsidio generalizado a los combustibles puede generar, en los hechos, un impacto distributivo regresivo. Según el Centro de Estudios del Sector Privado, el 20% de la población mexicana con mayores ingresos absorbe el 55% del subsidio a los combustibles, mientras que el 20% de la población mexicana con menores ingresos sólo alcanza a absorber el 3.4% del monto de este subsidio.

Durante 2013, las gasolinas y el diesel en México observaron un incremento escalonado en sus precios del orden de 11 centavos mensuales, como parte de una política de ajuste de precios iniciada en 2009 con el objeto de ir disminuyendo el monto de los subsidios destinados a estos combustibles. Hace unos días, el primero de enero de 2014, los precios de estos combustibles se volvieron a ajustar a la alza: la gasolina magna observó un ajuste de 19 centavos; la gasolina premium un ajuste de 21 centavos y el diesel un ajuste de 24 centavos. Con estos ajustes recientes, la gasolina magna continúa siendo el combustible más barato en México (12.32 pesos por litro), mientras que la relación de precios premium/diesel antes y después de este incremento se redujo marginalmente de 1.016 a 1.013. Recientemente, las autoridades hacendarias han declarado que la política de incremento paulatino de los precios de los combustibles en México continuará en el transcurso de 2014.

El anuncio que la política de incremento en los precios de las gasolinas y diesel continuará en el transcurso del presente año no es un tema menor, ya que existen suficientes indicios de que los precios de estos combustibles en México ya se encuentran alineados con los precios de las gasolinas que se observan en los Estados Unidos ―cuyos precios, a su vez, no observan subsidios al consumo. De manera que, si la política de incremento paulatino en los precios de las gasolinas en México continúa en el transcurso del 2014, todo parece indicar que estamos en un punto de inflexión: la transición de un régimen de subsidios a un régimen de gravámenes positivos a los combustibles. Este cambio de lógica económica no es, bajo ninguna circunstancia, insignificante.

 

 

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