Guatemala, 22 de abril de 2016.
Del 12 al 14 de abril de 2016, se llevó a cabo en la Ciudad de México el Foro Latinoamericano y del Caribe de Competencia, en el cual participó el Instituto de Derecho de la Competencia. Mi socio y amigo Marcos Palma y un servidor, participamos en calidad de observadores por invitación de la Comisión Federal de Competencia Económica COFECE, lo que nos brindó la oportunidad de aprender y enriquecernos de las ponencias y exposiciones sobre las últimas tendencias y preocupaciones de las autoridades de competencia de América, España y Portugal. A continuación relato algunos de los aspectos relevantes del evento:
- Del discurso de introducción del Doctor José María Marín Quemada. El representante de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia de España, destacó la mención de los tres pilares fundamentales a los que debe apegarse toda autoridad de competencia: Rigor en la aplicación de las normas, Independencia del mercado y del gobierno, y la transparencia en sus actuaciones. En la medida que las autoridades se apeguen a dichos pilares, se generará confianza general, en el sentido que la autoridad no será un mecanismo para cacería de brujas, y sobre todo, se desmentirán los mitos y temores, expresados siempre por los agentes económicos más conservadores. Por esa razón, indicó el Doctor Marín Quemada sobre la importancia de que las autoridades de competencia informen a los ciudadanos, acerca del por qué de sus actividades, decisiones y razón de ser. Debo resaltar el mensaje del Doctor Marín, pues los mencionados pilares no solo deben ser asumidos por las autoridades de competencia, sino también por las autoridades publicas de toda naturaleza. En Guatemala, precisamente estamos atravesado una de las más profundas crisis institucionales, por falta de rigor, independencia y absoluta ausencia de transparencia en sus actuaciones. Reconstruir la credibilidad en las instituciones públicas será un gran desafío.
- El factor integridad de los funcionarios. También merece la pena destacar las palabras del Dr. Carlos Filartiga Lacroix, de la Comisión Nacional de Competencia de Paraguay, quien subrayó la importancia del valor integridad en los funcionarios de las autoridades de competencia, quienes deben tener la capacidad y el coraje de exigir el cumplimiento de las leyes de competencia, siempre que se cuente con el imprescindible apoyo del gobierno. Para lograr ese nivel de integridad en dichos funcionarios, es indispensable que no estén sujetos a ningún tipo de influencia del sector privado, ni de otras autoridades del Estado. Esto se llama independencia técnica y financiera. En Guatemala se discutió hace algunos años, un proyecto de ley de competencia –Iniciativa No. 4426-, que pretendía crear una autoridad de competencia totalmente bajo el control del Ministerio de Economía, y que además incluía el nombramiento de sus altos funcionarios por el sector privado más radical, lo cual generaba serias dudas en cuanto a su objetividad, entre otros deplorables aspectos que no mencionaré en este artículo, tales como excepciones sectoriales injustificadas, etc.
- Otras discusiones relevantes. En dicho Foro se discutieron otras preocupaciones interesantes, como el manejo de casos concernientes a intercambio de información entre competidores y aplicación de los programas de inmunidad, en los que discurrieron diversas opiniones. La Honorable Presidente de la COFECE, Alejandra Palacios expresó con mucha propiedad, que no es mandato de la autoridad de competencia generar empleo o proteger empresas, y que el respeto a las leyes de competencia genera círculos virtuosos, en la medida que las empresas logren la preferencia de los consumidores, mediante el incremento en su productividad e innovación, como estrategias principales. Este fue el preámbulo de la discusión que imperó en buena parte del evento.
- De Schumpeter a la incidencia de las políticas de competencia en el crecimiento económico. Quizá dos discusiones captaron en mayor medida la atención de los participantes. En primer lugar, se hizo mucho énfasis en el proceso de innovación tecnológica, como manifestación del proceso competitivo de las empresas, cuyo fin primordial es captar el favor de los consumidores, ofreciendo productos y servicios cada vez mas deseables, a precios más bajos o competitivos. El argumento central se basa en la teoría de “destrucción creativa” del economista Joseph Schumpeter, quien sostuvo que a través de la introducción de innovaciones tecnológicas disruptivas en los mercados, se pueden romper posiciones dominantes, lo cual a su vez hace que el mercado se mantenga dinámico. Las empresas que gozan de una posición de dominio por eficiencia, deberán introducir constantemente innovaciones tecnológicas de desarrollo sostenible, para poder mantener su posición de liderazgo en sus respectivos mercados. La voracidad del consumidor por mejores productos y servicios así lo exige y las empresas deben adaptarse a este mecanismo de competencia, pues de lo contrario no podrán entrar o mantenerse en el mercado. La soberanía del consumidor, es indirectamente la parte medular de la teoría de Joseph Schumpeter, quien ciertamente no es recibido con agrado por todos los economistas y juristas que actualmente se desenvuelven en el mundo del derecho de la competencia. Algunos manifiestan que ese proceso de innovación disruptiva, también tiene un costo económico y social a corto plazo, que ha pasado inadvertido para los teóricos.
El otro tema que captó la atención de las autoridades participantes, fue la ponencia del renombrado experto Santiago Levi, primer Presidente de la Comisión Federal de Competencia y autor de la anterior Ley Federal de Competencia, quien manifestó sus argumentos sobre los factores que inciden en el crecimiento económico de México, particularmente haciendo énfasis en la política de competencia, con el apoyo de gráficos y datos estadísticos muy reveladores. Algunas ideas principales fueron: (i) la productividad y el crecimiento económico en América Latina está estancado desde hace varias décadas; (ii) la competencia es el mecanismo para impulsar el crecimiento económico, más no es el único; (iii) es necesaria la implementación de una política de competencia, pero no de forma aislada.
Su ponencia denominada “Cuándo llegará Schumpeter”, enfatizó la relación que existe entre la extensa economía informal que impera en México, la productividad, las políticas de competencia y el poco crecimiento económico que se ha observado durante los últimos años. Según la teoría Schumpeteriana, las empresas competidoras se ven atraídas por los beneficios extraordinarios que gozan las empresas exitosas. Las empresas competidoras ejercen su función empresarial cuando se percatan de la posibilidad de arbitraje, tratarán de emular o superar a la compañía exitosa, en eficiencia productiva o mejora de producto, con lo que se consigue que la economía no se estanque y el proceso competitivo sea dinámico y vivo.
La situación en México –y América Latina en general-, dista mucho de parecerse al paradigma Schumpeteriano, pues casi el 90% de las empresas son informales y poco productivas y albergan no más de cinco trabajadores, lo que a su vez revela que al menos el 54% del total de la fuerza laboral Mexicana se desempeña en la sombra de la informalidad. ¿Qué es lo que hace que subsistan tantas empresas con poca productividad y eficiencia? Quizá el mismo Estado no ha generado las condiciones para facilitar que el sector informal se formalice, debido a burocracia y trabas administrativas, lo que demuestra que en realidad hay más “creación destructiva”, que “destrucción creativa”. El dato más revelador y que en general fue percibido como un balde de agua helada, es que durante los últimos 15 años, la aplicación de las afamadas políticas de competencia, ha tenido una nula incidencia en el crecimiento económico de México. Las cosas no han cambiado absolutamente en nada, a pesar de la existencia de todo un complejo aparato legal e institucional dedicado con fervor a la aplicación de legislación y políticas de competencia. Al escuchar este dato, imperó un silencio absoluto en el recinto durante unos 5 segundos, que se sintieron como si hubiera transcurrido un minuto.
Sin embargo, la razón de ello parece ser bastante obvia, pues la política de competencia por sí sola, no basta ni es la receta mágica para resolver los problemas económicos de una nación. Lo que ha pasado en México, se ha replicado en el resto de América Latina, en donde las políticas de competencia no se ven acompañadas de otras políticas de Estado en forma consistente, tales como la política fiscal, comercial, crediticia, por mencionar algunas. Concluyó diciendo Santiago Levi que, si los indicadores actuales se comportan bajo la misma tendencia hacia delante, el señor Schumpeter nunca llegará a México ni al resto de América Latina.
Para finalizar, también quiero destacar dos aspectos lamentables de la actividad. El primero, se refiere a la contingencia ambiental y elevación del nivel de contaminación que hubo en la Ciudad de México durante las últimas semanas, el cual vivimos en forma personal con todo y sus síntomas a nivel de sistema respiratorio. Es una ciudad grande y hermosa que nos recibió a todos con los brazos abiertos, al igual que su gente, quienes se merecen una ciudad limpia donde sus hijos se desarrollen y crezcan sin problemas de salud a largo plazo, ojalá logren ese objetivo. El segundo aspecto lamentable al que me refiero, fue la ausencia de representación oficial por parte de Guatemala, lo cual demerita la imagen de mi querido país a nivel internacional, el cual se queda cada vez más rezagado de los eventos importantes que deberían captar su atención, dada la coyuntura actual de la aprobación de la Ley de Competencia. En las últimas semanas ha habido intensa actividad política sobre este tema, y a medida que avancen los meses y nos acerquemos al treinta de noviembre, la situación se pondrá cada vez más interesante. El mensaje que ha dado Guatemala frente a la comunidad internacional ha sido desafortunado.
Podría continuar extendiéndome en el relato de nuestras vivencias durante el Foro Latinoamericano y del Caribe de Competencia, pues otros temas importantes fueron también abordados. Sin embargo, aprovecharé la ocasión para agradecer en nombre del Instituto de Derecho de la Competencia, la oportunidad de haber participado como observadores en tan importante evento, a la COFECE y especialmente a nuestro colega y amigo Alejandro Faya –a quien le recuerdo que si tenemos selección de fútbol y que ya les hemos ganado una o dos veces-.
Luis Pablo Cobar Benard
Instituto de Derecho de la Competencia