¿Se justifica un trato especial para los mercados agrícolas? (II)

Para «meterle más leña y oxígeno» al debate (pinta bien) quisiera ponerles de presente algunos aspectos interesantes sobre la discusión que se ha iniciado este año en EEUU sobre las políticas de competencia para el sector agrícola.

Primero, el interés político que ha despertado el tema y su consecuente politización. Al menos dos reconocidos blogs de antitrust de EEUU y medios de dicho país han informado que el Workshop que realizará el Departamento de Justicia junto con el Departamento de Agricultura en Iowa (mañana 12 de marzo comienza, ver acá la agenda) ha recibido fuertes presiones de Congresistas. Incluso, se dice que dicha presión explica la modificación de última hora de la agenda del evento. Así, en el primer Taller  más pequeños cultivadores tendrán cabida como expositores (Véase post de Sokol acá y de Manne acá). La «sensibilidad política» del tema explica por qué muchos defenderían el «trato especial» que recibiría el sector agrícola respecto de la normativa de competencia; el Estado justifica dicha posición al poner otros intereses o valores  (por ejemplo, seguridad alimentaria, estabilidad de precios, equidad etc.) por encima del interés de la libre competencia económica.

Segundo, la complejidad del sistema de producción, distribución y comercialización de la alimentos de un país y su imbricación con los mercados internacionales (véase un post de Manne sobre este punto acá). Ninguna economía de mercado en el Mundo está exenta de dicha característica que no solo se refiere a la complejidad del mercado local sino también a su estrecho vínculo con el intercambio comercial internacional  En efecto, cuando un plato llega a nuestra mesa, ello puede involucrar el trabajo y los productos de personas y empresas en varios continentes y recorridos de miles de kilómetros por obra gracia del comercio internacional (véase, todo lo que ocurre antes de que un Taco llega a la mesa de un consumidor de California acá). Ahora, existen otros productos o servicios que requieran de un sistema más complejo o más «globalizado» y por lo tanto no se trata de una característica privativa del sector agrícola. Una discusión sobre la «nueva economía» también tuvo lugar a comienzos de este siglo, pues se decía que los nuevos productos y servicios de la era de la información no podrían ser analizados a través de las herramientas legales y económicas que eran aplicadas al esquema heredado de la revolución industrial. Considero que el debate está saldado en favor de la «vieja guardia», pues las viejas herramientas sí servían y el reto estaba en entender el funcionamiento de dichos mercados. En todo caso, insisto que hay que tener en cuenta la complejidad del sistema de producción, comercialización y distribución pues esta connotación hace el análisis de competencia sobre el mercado agrícola menos simple.

Tercero, como corolario de lo anterior, el tema de los subsidios estatales y las consecuentes distorsiones de los mercados internacionales también son un factor fundamental para el análisis del sector agrícola. Para ilustrar lo anterior, voy a citar unas cifras de Mike Sykuta: «Of the almost 2.2 million farms in the USDA’s 2008 Agricultural Resource Management Survey, the 1.8 million smallest farms lost money on their farming operations (on average) even after accounting for government program payments. These farms represent only 10% of the value of agricultural production in the US, yet received roughly 28% of government payments. In addition, these small-scale farmers are less likely than their larger competitors to shop beyond the nearest town for key inputs, to shop for the best price from suppliers, to negotiate price discounts, or to lock in prices for inputs. Small-scale farmers are also much less likely to market their products using contracts or to use market-based risk management tools. In short, small-scale farmers fail to (or are simply unable to) take advantage of market opportunities that larger, more efficient farms do. That large farms do engage in these activities suggest a very competitive agricultural economy. Although antitrust has long been used as an anticompetitive club by economically inefficient competitors, such applications do more harm than good. The agriculture sector would be better served by eliminating the subsidies that sustain marginal producers than by using antitrust to penalize more efficient, better managed farming operations and other firms along the rest of the food value chain. DOJ’s antitrust inquiry will, at best, simply perpetuate the inefficient industry fringe or, more likely, inhibit the kinds of technological and market innovations that have provided US consumers and the world with a safe, reliable food supply.» Sin comentarios.

Bueno, como pueden ver el tema está movido. Para los interesados les recomiendo revisar mañana, 12 de marzo, el blog «The Truth on the Market» pues los profesores Sikuta y Manne cubirarán el evento y han prometido publicar noticias en línea de lo sucedido. En el mismo blog recomiendo el listado de posts que se han escrito sobre el tema de libre competencia y el sector agrícola que pueden revisar acá y un simposio virtual que organizó el profesor Sokol en su blog, cuyas contribuciones están disponibles acá y son un excelente resumen de los aspectos más relevantes de la discusión sobre las políticas de competencia para el sector agrícola. Finalmente también recomiendo el Reporte de la -ya no tan valorada- Comisión de Modernización de Antitrust que en su momento promovió la administración Bush, en donde en su capítulo 4 se hace alusión a las excepciones vigentes a la normativa antitrust. Vale la pena anotar que el informe concluye que las excepciones y exclusiones no deberían tener lugar salvo en casos muy excepcionales.

Bueno, para finalizar los invito a contestar la encuesta que aparece al final del post anterior. Hasta el momento nadie ha votado por la opción de «exceptuar totalmente» al sector agrícola de la aplicación de la normativa antitrust y las posiciones de excepciones limitadas a a la aplicación y de aplicación total e irrestricta van en empate.

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